martes, 13 de octubre de 2009

PRECISIÓN




Es posible que la máxima esencia de la palabra precisión la podamos encontrar en los campos de la física, ingeniería, energía nuclear, etc… compañías como la NASA, constructoras de aviones como Boeing, empresas automovilísticas, centros de tráfico de grandes ciudades o incluso parques de atracciones nos demuestran de mayor o menor forma el sentido de la precisión. Precisamente de esta última categoría, los parques de atracciones, tuve la suerte de disfrutar más allá de cómo usuario de su tecnología. Fue hace 8 años y se produjo en el Disneyland ubicado en Anaheim, California. Trabajando en un caso de innovación pude visitar las instalaciones detenidamente y con la inestimable ayuda del director técnico de Disney, pude comprobar hasta qué punto estamos sujetos al excelente funcionamiento y precisión de la ingeniería mecánica.


En muchos casos la tecnología y la ingeniería hacen que la precisión adopte medidas y formas diferentes, pero si hablamos de precisión humana y algunas veces entremezclada con la exactitud, podemos encontrar casos asombrosos en el campo de la medicina con cirujanos o en otras áreas como los controladores aéreos, grandes deportistas o el propio Cirque du Soleil comentado en el anterior post, o incluso, y esto va según los criterios, en la propia tauromaquia.

Pero un gran ejemplo de precisión humana lo encontramos el pasado 1 de octubre en China, en la correspondiente celebración del 60 aniversario del régimen comunista.

China, mezcla de modernidad con tradición, mostró a todo el mundo en un desfile realizado en el centro de Pekín, en la denominada Avenida de la Paz eterna, una exhibición sin precedentes. Su más moderno armamento militar, con flamantes tanques, misiles y cazas del Ejército de Liberación Popular de China y un masivo espectáculo de 180.000 personas, hicieron de la avenida principal de Pekín un centro de demostración del mayor poderío armamentístico mostrado en los últimos años.

Junto a la plaza de Tiananmen, en cuyo balcón Mao proclamó el 1 de octubre de 1949 la creación de la República Popular de China tras su victoria en la guerra civil contra los nacionalistas de Chiang Kai-shek, 150 cazas de última generación y cerca de 500 vehículos armados formaron ante los líderes comunistas. Los nuevos tanques, helicópteros armados de nuevo diseño, el caza J-10 y el flamante rifle Clase 95 fueron las estrellas de la formación. Misiles tierra-tierra capaces de llegar a Washington y de responder a ataques de proyectiles son algunos componentes de esta última generación de armamento.

Según expertos chinos, en el desfile destacó que el armamento mostrado era por primera vez fabricado completamente en el país asiático.

Además de toda la maquinaria mostrada, 8.000 soldados, en representación del ejército más grande del mundo formado por 2,3 millones de efectivos, desfilaron para mostrar lo más moderno de la defensa china.






La curiosidad de este desfile, de estos 8.000 soldados, es que fueron seleccionados con un casting especial, donde ninguno podía sobresalir del resto, todos de la misma altura, prácticamente idénticos. Los hombres, debían medir 1,80m y las mujeres, 1,65m, medidas inusualmente altas para el promedio chino. Este colectivo, se sometió a más de ocho meses de duros ensayos con jornadas superiores a ocho horas, desfilaron al son de toda una serie de pasos milimétricos, alejados de cualquier error. Buscaron llevar la precisión humana al máximo extremo.

Pero, ¿qué objetivo buscaba tal precisión? ¿Qué golpe de efecto querían causar?


China, después de sucesivas guerras coloniales y guerras civiles, emergió como estado independiente férreamente conducida por Mao Tse tung, una dictadura de partido único y un sistema colectivista y basado en la economía agraria. Tras la muerte de Mao se inicia una transición con el liderazgo de Deng Xiaoping y la implementación de un conjunto de reformas económicas y sociales que permitieron alcanzar un crecimiento sostenido.

Con el mismo sistema político, el régimen chino incorpora así a la nación más poblada del mundo al proceso de globalización, integración y ampliación de mercados que se produce en los años 90. El impulso de la transformación china fue decisivo además para la economía mundial alentando la demanda de alimentos, el desarrollo industrial y tecnológico del sudeste asiático y la intensificación de los flujos de comercio global.

El mayor éxito de la China contemporánea ha sido producir un gigantesco proceso de modernización manteniendo continuidades y tradiciones que le permitieron atravesar la caída del comunismo y las crisis del capitalismo en el mundo.

En la China actual, se pueden encontrar en las misma calle grandes contrastes, en un lado el pasado y en el otro, el futuro. Tradición y modernidad cohabitan de una forma asombrosa hasta el punto de desorientarnos. Ciudad con un alto grado de población, cada día se levanta practicando ejercicio como muestra de su tradición milenaria.

Una ciudad que marcha a una velocidad tan ràpida, que espanta. Tuvimos una primera muestra en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, yo lo descubrí en mi primera visita en el 2005.

Pude observar una China orgullosa, con la mirada puesta en una carta de presentación que venía para los JJ.OO, lo que a mi entender era un ritmo de trabajo acelerado propiciado solo para los Juegos, ha acabado siendo una velocidad desorbitada. Los domingos no existían, el descanso no iba (o va) con ellos.


Poco queda de Mao en esta China contemporánea. Le guste o no le guste a la gente, China tendrá la mayor proporción de clase media del mundo. Sus dimensiones son exageradas, a modo de ejemplo, nuestro mayor banco, El Banco Santander, está compuesto por 170.000 empleados repartidos por todo el mundo, el Bank of China está formado por 280.000 empleados (cifras del 2008) y creciendo a un ritmo exagerado.

China puso de manifiesto el pasado 1 de octubre una imagen incalculable de grandeza, una puesta de escena que quedará en la retina de todo el mundo, un avance de la nueva China que aterrizará en occidente más rápido de lo que podamos pensar.

China ya no es territorio exclusivamente de la copia o imitación, cada vez poseen más diseño, más I+D. China sigue siendo la mayor fábrica del mundo, y sabe que tiene en cada uno de nosotros un posible comprador o un posible inversor. Si se pueden permitir invertir 11.500.000 horas de trabajo de 8.000 personas para diez minutos de maquinaria propagandística, ¿Qué no se pueden permitir con más de 1.300 millones de habitantes, aproximadamente la quinta parte de la población mundial?

Pero esta China de contrastes, continua cometiendo atrocidades como las producidas hace 20 años contra los estudiantes en la plaza de Tiananmen, o los disturbios y matanza cometida el año pasado contra el pueblo tibetano.

Esta China, continua generando controversias en su crecimiento, su velocidad es unidireccional. Falta demostrar si crece en todas las amplitudes de miras posibles, como por ejemplo, que este blog o cualquier otro se pueda leer en aquel país, cosa que de momento no es posible. Su sentido de precisión, sigue puesto en las masas, la China actual, la historia de esta nueva China, es la historia del partido, no de un nuevo pensamiento.


“En el amor, el placer es cuestión de máxima precisión”, Italo Calvino, escritor italiano



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