martes, 13 de octubre de 2009

IRONÍA




En los aledaños de un gran bloque de oficinas, se encuentran toda una serie de ejecutivos o como denominan los americanos White Collar, posiblemente, la mayoría de ellos de procedencia anglosajona y con edades comprendidas entre los cuarenta y cincuenta años.

Varios se encuentran hablando entre ellos, otros leyendo el periódico, otros enviando mensajes con su portentosa Blackberry, otros hablando con sus móviles y algunos simplemente pensando o haciendo ver que piensan. De repente, a lo lejos, se va acercando a poca velocidad una furgoneta, modelo ranchera y de color verde botella. Al observar su llegada, los diferentes White Collar se empiezan a inquietar y a su vez amontonar uno detrás de otro, como a la espera de que sucediera algo previsible pero a la vez expectante.

En todo el grupo de ejecutivos, tanto los que estaban leyendo como los que están enviando mensajes, se observa cómo se va transformando su cara, poco a poco, su rostro va adoptando un estado de seriedad y nerviosismo. Se van acercando en grupo y de forma sigilosa a la furgoneta una vez que esta ha estacionado en el arcén. Su conductor, un hombre de mediana edad y de rasgos latinos, desciende del vehículo. Su aspecto, con una camisa que podría corresponder a un antiguo mantel de mi abuela o como dicen algunas catalogadas de leñador, y con unos pantalones desgastados, no coincide con la seguridad que transmite su cara.

Después de realizar una breve mirada al grupo, con lentitud pone su mano en el bolsillo lateral derecho. El grupo continúa en un estado frenético. El hombre de la furgoneta extrae un papel arrugado y posiblemente doblado en más de cuatro partes. Se produce un silencio, parece como si algo que cambiará la vida de una de las dos partes fuera a suceder en breve, en segundos. De repente, el hombre de la furgoneta, pronuncia una frase que altera el ritmo cardiaco del grupo: “necesito dos contables”. Todo el grupo empieza a levantar la mano, como si alguien estuviera regalando las dos únicas entradas que quedan para ver el último concierto de los Rolling Stones (ese que nunca llega).

El hombre de la furgoneta, mira al grupo, y señala a dos de ellos. Estos, se hacen espacio entre la multitud y se dirigen de forma precipitada al espacio trasero de la furgoneta, donde sin ningún miramiento, acceden a la parte descapotable. El hombre de la furgoneta, transcurrido el caos inicial, vuelve a pronunciar otra frase: “necesito dos consultores de marketing”, nuevamente se produce la misma situación, todo el grupo levanta nuevamente la mano de forma exaltada, y se vuelve a producir una asignación a dos personas. Así sucesivamente dos o tres veces más, hasta que el hombre de la furgoneta comenta que por hoy ya está. Se produce una gran tristeza y desencanto entre el grupo que no ha sido asignado. Por el contrario, el resto están exultantes en la parte trasera de la ranchera, esperando ver que les ofrece el destino. El hombre de la furgoneta se sube a su vehículo, y se marcha con los seleccionados, el resto vuelve a dispersarse con rostros de decepción.

La descripción realizada pertenece a un microcorto denominado The Job. Galardonado a nivel internacional, su director Jonathan Browing, intenta mostrar una visión cambiada sobre la inmigración actual en los EE.UU.





Me planteo si la ironía escenificada está tan alejada de la realidad. La coyuntura económica actual está destrozando puestos de trabajo a un ritmo abismal, y precisamente no de manera exclusiva en la órbita del sector de la construcción. Muchas White Collar que hace diez o cinco años tenían multitud de ofertas de trabajo, hoy están agarrándose a la silla de sus despachos de forma acérrima, y aquellos que no la han podido o no le han dejado cogerla con fuerza, están completamente out. Por otra parte, los Blue-Collar, aquellos que trabajan con el esfuerzo de sus manos, siempre deberán existir y en algunas profesiones incluso está creciendo su demanda.

Consultores, responsables de marketing, financieros, mandos intermedios, etc… se han convertido en una especie masificada. Estoy convencido que su supervivencia pasa por su reinvención (creo que estoy incluido en la primera categoría, opppss).

El profesor de la Universidad de Columbia Xavier Sala i Martín, explica en sus conferencias que la mitad de los puestos de trabajo que publica el diario The New York Times en su sección de ofertas laborales no existían hace sólo diez años. El economista suele utilizar el dato como muestra del dinamismo que existe en la economía estadounidense y que, de forma implícita, le permite seguir siendo, a pesar de la crisis, la primera del mundo.

En la nueva economía, aprender a hacer un puesto de trabajo va a ser, con toda probabilidad, mucho más importante que aprender a ocupar un puesto de trabajo. Hay que convertirse en personas capaces de producir algo de la nada. La lucha de estas personas no es con la naturaleza sino contra la hegemonía de las prácticas establecidas

Se cuenta un chiste de un profesional de la función de compras que se va de la empresa después de 18 años de servicio. “Es una vergüenza perder toda esa experiencia”, le dice un ejecutivo a otro. “No perdemos 18 años de experiencia -replica el segundo-, lo único que perdemos es un año de experiencia repetido 17 veces.”

Téngalo en cuenta, sino, no existirá ranchera que le ayude, tocará quedarse en tierra.

“Todas nuestras organizaciones serán reinventadas – completamente- en los próximos 25 años. Todas nuestras carreras serán reinventadas – completamente- en los próximos 25 años. La seguridad en el trabajo, tal como la hemos conocido en las últimas tres o cuatro generaciones, ha muerto,” Tom Peters, gurú entre gurús

PRECISIÓN




Es posible que la máxima esencia de la palabra precisión la podamos encontrar en los campos de la física, ingeniería, energía nuclear, etc… compañías como la NASA, constructoras de aviones como Boeing, empresas automovilísticas, centros de tráfico de grandes ciudades o incluso parques de atracciones nos demuestran de mayor o menor forma el sentido de la precisión. Precisamente de esta última categoría, los parques de atracciones, tuve la suerte de disfrutar más allá de cómo usuario de su tecnología. Fue hace 8 años y se produjo en el Disneyland ubicado en Anaheim, California. Trabajando en un caso de innovación pude visitar las instalaciones detenidamente y con la inestimable ayuda del director técnico de Disney, pude comprobar hasta qué punto estamos sujetos al excelente funcionamiento y precisión de la ingeniería mecánica.


En muchos casos la tecnología y la ingeniería hacen que la precisión adopte medidas y formas diferentes, pero si hablamos de precisión humana y algunas veces entremezclada con la exactitud, podemos encontrar casos asombrosos en el campo de la medicina con cirujanos o en otras áreas como los controladores aéreos, grandes deportistas o el propio Cirque du Soleil comentado en el anterior post, o incluso, y esto va según los criterios, en la propia tauromaquia.

Pero un gran ejemplo de precisión humana lo encontramos el pasado 1 de octubre en China, en la correspondiente celebración del 60 aniversario del régimen comunista.

China, mezcla de modernidad con tradición, mostró a todo el mundo en un desfile realizado en el centro de Pekín, en la denominada Avenida de la Paz eterna, una exhibición sin precedentes. Su más moderno armamento militar, con flamantes tanques, misiles y cazas del Ejército de Liberación Popular de China y un masivo espectáculo de 180.000 personas, hicieron de la avenida principal de Pekín un centro de demostración del mayor poderío armamentístico mostrado en los últimos años.

Junto a la plaza de Tiananmen, en cuyo balcón Mao proclamó el 1 de octubre de 1949 la creación de la República Popular de China tras su victoria en la guerra civil contra los nacionalistas de Chiang Kai-shek, 150 cazas de última generación y cerca de 500 vehículos armados formaron ante los líderes comunistas. Los nuevos tanques, helicópteros armados de nuevo diseño, el caza J-10 y el flamante rifle Clase 95 fueron las estrellas de la formación. Misiles tierra-tierra capaces de llegar a Washington y de responder a ataques de proyectiles son algunos componentes de esta última generación de armamento.

Según expertos chinos, en el desfile destacó que el armamento mostrado era por primera vez fabricado completamente en el país asiático.

Además de toda la maquinaria mostrada, 8.000 soldados, en representación del ejército más grande del mundo formado por 2,3 millones de efectivos, desfilaron para mostrar lo más moderno de la defensa china.






La curiosidad de este desfile, de estos 8.000 soldados, es que fueron seleccionados con un casting especial, donde ninguno podía sobresalir del resto, todos de la misma altura, prácticamente idénticos. Los hombres, debían medir 1,80m y las mujeres, 1,65m, medidas inusualmente altas para el promedio chino. Este colectivo, se sometió a más de ocho meses de duros ensayos con jornadas superiores a ocho horas, desfilaron al son de toda una serie de pasos milimétricos, alejados de cualquier error. Buscaron llevar la precisión humana al máximo extremo.

Pero, ¿qué objetivo buscaba tal precisión? ¿Qué golpe de efecto querían causar?


China, después de sucesivas guerras coloniales y guerras civiles, emergió como estado independiente férreamente conducida por Mao Tse tung, una dictadura de partido único y un sistema colectivista y basado en la economía agraria. Tras la muerte de Mao se inicia una transición con el liderazgo de Deng Xiaoping y la implementación de un conjunto de reformas económicas y sociales que permitieron alcanzar un crecimiento sostenido.

Con el mismo sistema político, el régimen chino incorpora así a la nación más poblada del mundo al proceso de globalización, integración y ampliación de mercados que se produce en los años 90. El impulso de la transformación china fue decisivo además para la economía mundial alentando la demanda de alimentos, el desarrollo industrial y tecnológico del sudeste asiático y la intensificación de los flujos de comercio global.

El mayor éxito de la China contemporánea ha sido producir un gigantesco proceso de modernización manteniendo continuidades y tradiciones que le permitieron atravesar la caída del comunismo y las crisis del capitalismo en el mundo.

En la China actual, se pueden encontrar en las misma calle grandes contrastes, en un lado el pasado y en el otro, el futuro. Tradición y modernidad cohabitan de una forma asombrosa hasta el punto de desorientarnos. Ciudad con un alto grado de población, cada día se levanta practicando ejercicio como muestra de su tradición milenaria.

Una ciudad que marcha a una velocidad tan ràpida, que espanta. Tuvimos una primera muestra en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, yo lo descubrí en mi primera visita en el 2005.

Pude observar una China orgullosa, con la mirada puesta en una carta de presentación que venía para los JJ.OO, lo que a mi entender era un ritmo de trabajo acelerado propiciado solo para los Juegos, ha acabado siendo una velocidad desorbitada. Los domingos no existían, el descanso no iba (o va) con ellos.


Poco queda de Mao en esta China contemporánea. Le guste o no le guste a la gente, China tendrá la mayor proporción de clase media del mundo. Sus dimensiones son exageradas, a modo de ejemplo, nuestro mayor banco, El Banco Santander, está compuesto por 170.000 empleados repartidos por todo el mundo, el Bank of China está formado por 280.000 empleados (cifras del 2008) y creciendo a un ritmo exagerado.

China puso de manifiesto el pasado 1 de octubre una imagen incalculable de grandeza, una puesta de escena que quedará en la retina de todo el mundo, un avance de la nueva China que aterrizará en occidente más rápido de lo que podamos pensar.

China ya no es territorio exclusivamente de la copia o imitación, cada vez poseen más diseño, más I+D. China sigue siendo la mayor fábrica del mundo, y sabe que tiene en cada uno de nosotros un posible comprador o un posible inversor. Si se pueden permitir invertir 11.500.000 horas de trabajo de 8.000 personas para diez minutos de maquinaria propagandística, ¿Qué no se pueden permitir con más de 1.300 millones de habitantes, aproximadamente la quinta parte de la población mundial?

Pero esta China de contrastes, continua cometiendo atrocidades como las producidas hace 20 años contra los estudiantes en la plaza de Tiananmen, o los disturbios y matanza cometida el año pasado contra el pueblo tibetano.

Esta China, continua generando controversias en su crecimiento, su velocidad es unidireccional. Falta demostrar si crece en todas las amplitudes de miras posibles, como por ejemplo, que este blog o cualquier otro se pueda leer en aquel país, cosa que de momento no es posible. Su sentido de precisión, sigue puesto en las masas, la China actual, la historia de esta nueva China, es la historia del partido, no de un nuevo pensamiento.


“En el amor, el placer es cuestión de máxima precisión”, Italo Calvino, escritor italiano



lunes, 5 de octubre de 2009

EL SEGUNDO




En mi post titulado Resurrección, hacía mención que un segundo, muchas veces nos distanciaba de trágicos momentos o circunstancias, ponía de ejemplo una escena de la película El curioso caso de Benjamin Button, donde la australiana Cate Blanchett en su papel de Daisy -una bailarina ambiciosa y con ganas de conocer mundo- sufre un accidente en París al ser atropellada y romperse la pierna por cinco lados a causa de un taxi. Su esperanzada carrera queda completamente truncada. La película muestra qué hubiera sucedido si ciertas circunstancias hubieran cambiado simplemente un segundo.


Un segundo muchas veces nos separa del éxito y el fracaso, del arrepentimiento, del estar o desaparecer. Muchas veces no sabemos que nos comporta perder un ascensor, un tren, un avión. No llegar a tiempo a una llamada o a una reunión. ¿Qué hubiera sucedido si en ese segundo hubiéramos adoptado otro camino o decisión? Una afirmación, una negación, pronunciadas en ese espacio tan breve de tiempo. ¿Cuántos matrimonios dicen un ‘sí’ que dura un segundo y se arrepienten toda una vida? Posiblemente es ponerme en el lado más kafkiano, pero estoy convencido que alguien está de acuerdo. Un sí, o un no, que gran poder tienen muchas veces sobre nuestras vidas.

Si hablamos en el terreno deportivo, un segundo es una eternidad y a su vez un ganar o perder. Un segundo es un record, o una victoria. Un segundo puede significar disiparse todas las aspiraciones de lucha constante y obtener la recompensa, o en muchos casos, el hundimiento de la carrera deportiva. La desmotivación se apodera de muchos deportistas, por ese segundo, por ser el segundo, por esa décima de segundo, que no llegan a ser capaces de rehacerse.

El pasado viernes viví un segundo muy singular. Serían cerca de las 7 p.m., me encontraba en una ciudad que esperaba expectante un momento que la podría transformar. Podría dotarla de más percepción cosmopolita, más reconocimiento mundial y la podría unir más con la historia enclavando de forma permanente su nombre con letras de oro. Una ciudad comprometida, unida y esperanzadora, donde su gente vive de ilusión y donde ese día, mucha gente dejó de lado sus problemas personales y profesionales para vivir un sueño. En este lugar, todavía ciertamente asediado por el calor, decidí abrir la ventana para dar entrada a la leve brisa que corría. Aunque la verdad, no sé si fue ese el motivo real. Muchas veces me gusta escuchar los sonidos y los ruidos que nos envuelven. En ese momento quería oír lo imperceptible, las respiraciones contenidas y el silencio. Ver como un instante puede ser tan controvertido.


El momento llegó, condicionado por una decisión tomada a miles de kilómetros de distancia, y pasó de lo que podría ser un delirio, a eso, a un eterno silencio. En este caso, decepcionante para la mayoría de sus habitantes. Este segundo nos trasladó de vivir un sueño único a entrar en auténtico Déjà vu.

Este escrito, junto con la descripción realizada exacta, me hubiera gustado escribirlo en Rio de Janeiro, y por lo tanto, estaríamos hablando de otro final, pero lamentablemente no es así. Ahora toca interpretar que no hemos fracasado - fracaso no es perder, es rendirse, es no levantarse- .

¿Esperanzas rotas? ¿El fracaso era posible? Creo que además de posible, también era ciertamente previsible. Por mucho que algunos miembros de la delegación española culpen al presidente del COI, Jacques Rogge, por su planteamiento de que la rotación de continentes no debía ser obstáculo para Madrid, todos sabíamos que lo era (o podía ser). Aunque pensábamos desde el corazón que los JJ.OO. de Barcelona no estaban muy recientes o cercanos, lo cierto es que lo estaban. Aunque sabíamos que existía la posibilidad de competir con alguna potencia de país emergente y a su vez que significara unos primeros juegos en Sudamérica, insistimos en nuestra candidatura. Y por último, por mucho que el presidente del gobierno español dijera que "es imposible hacer más por Madrid 2016 que lo que ya se ha hecho", ¡siempre se puede hacer mejor!


Aunque me transmite mejores sensaciones el año 2020 que el 2016, y que tenemos cuatro años más para mejorar y para crear una candidatura sostenible –luego explicaré el concepto-, debo reconocer que en estos momentos me impera el pesimismo, estado difícil en mí. Sigo pensando que nuestro año era el 2012. Ese año nuestro único competidor real éramos nosotros mismos.

No es por hablar de inercia o de catalogarme como newtoniano, o de reincidir en mi pesimismo –según dicen, un pesimista es un optimista bien informado- pero existen ciertas evidencias que forman una nebulosa en nuestra hipotética candidatura para el 2020:


- Tendremos en Europa más competidores: seguramente Estambul, candidata las cuatro últimas veces, París, inteligente por su retirada de candidatura para el 2016, Roma y seguramente Berlín –qué diferentes serían los juegos comparados con 1936-.

- El fiasco de Chicago puede avivar el espíritu americano y presentar candidatura con Detroit, ciudad castigada enormemente, tanto actualmente por su economía deteriorada debido al sector automovilístico, como por sus seis candidaturas presentadas en el periodo 1952-1972

- También deberíamos pensar haciendo caso a la historia, que los JJ.OO. no se repiten en un mismo país hasta transcurrido un periodo de 40-50 años.

- Y por último, África tarde o temprano necesitará su oportunidad, y estoy convencido que embajadores no le faltarán.

Cuando he dicho candidatura sostenible, me refería a no volver a hacer una aberración en pleno periodo de crisis, de invertir 34 millones de euros en la promoción de la candidatura, donde algunas fuentes apuntan a que la cantidad quedó incluso rebasada en 4 millones. Todo ese dinero se ha destinado únicamente a la promoción de la candidatura y a su desarrollo: viajes, sueldos, oficina olímpica, comidas, etc… Esta cantidad no incluye infraestructura, la cantidad ha sido sufragada en aproximadamente una tercera parte por los patrocinadores de la candidatura, pero aún así, existen 15 millones de euros que proceden del presupuesto municipal.

Propongo a viva voz que si nos presentamos para el 2020, reutilicemos gran parte de la promoción utilizada. ¿Por qué cambiar de logo? ¿Creemos que cambiarán tanto las estrategias-técnicas-tácticas de marketing en cuatro años –tal vez si-? ¿No deberíamos dar ejemplo y cambiar sólo el ‘16’ por el ‘20’? no lo sé, pero sí sé que me produce estupor pensar en que nos volveremos a gastar 15 millones más el IPC anual por mucho retorno de la inversión planteado a medio plazo. Me gustaría más pensar en qué podíamos invertir esa cantidad. Seguro que ideas no nos faltan y que el índice de felicidad (trabajo+vivienda+amor+seguridad+bienestar) de los habitantes de Madrid sube mucho más que con la celebración de los JJ.OO.

Y qué decir de la ciudad ganadora, Rio de Janeiro. Considero que no es cuestión de hablar de paternalismo con Brasil, aunque posiblemente sea un premio para su máximo dirigente, Lula, o para una ciudad que conociéndola, creo que necesita más el cambio que Madrid. Soy consciente de que los JJ.OO. no se pueden condicionar por solo este motivo, pero si es cierto, que me gustaría que esta oportunidad sirviera para que la palabra Favela tomará otro significado o incluso desapareciera en el 2016.

“Amigo, enorgullécete de las equivocaciones, porque en ellas has dado pedazos de ti mismo,” Perls, Fritz, psicoanalista

viernes, 2 de octubre de 2009

PAYASO




Actuar! ¡Mientras preso del delirio,

no sé ya lo que digo

ni lo que hago!

Y sin embargo, es necesario... ¡esfuérzate!

¡Bah! ¿Acaso eres tú un hombre?

¡Tú eres payaso!

Ponte el traje

y la cara en harina.

La gente paga y aquí quiere reír,

y si Arlequín te birla a Colombina,

¡ríe, Payaso, y todos te aplaudirán!

Muda en pantomimas la congoja y el llanto;

en una mueca los sollozos y el dolor. ¡Ah!

¡Ríe, Payaso,

sobre tu amor despedazado!

¡Ríe del dolor que te envenena el corazón!

Esta letra pertenece a la aria Vesti la giubba paggliacci (ponte el traje payaso) de la ópera Da I plagiacci (Payaso) del napolitano Ruggero Leoncavallo.

Una aria sobrecogedora, de fuerza y donde su completo protagonista, el payaso (El tener Enrico Caruso pasará a la posterioridad por su gran interpretación de esta aria), se acaba de enterar que su mujer le es infiel, y acto seguido tiene que aparecer contento pues tiene que volver a actuar. Payaso, la función continúa.

Al payaso generalmente se le asocia con un artista de circo, cuya función es hacer reír a la gente, gastar bromas, hacer piruetas y en ocasiones trucos divertidos. Aunque no se poseen datos con exactitud ni se dispone de la certeza de quién fue el primer payaso de la historia, si nos remontamos a ciertos antecedentes y sus orígenes, observaremos que la existencia de este personaje en la antigüedad iba más allá de esta descripción.

Hace unos cuatro mil años, en la antigua China, un bufón llamado Yusze, servía en la corte del emperador Shih Huang Ti (259 - 210 a. C), a quien se debe la construcción de una de las partes de la gran muralla china. Desde esta época ya le sería otorgado a este personaje un privilegio que le será reconocido a lo largo de la historia: el poderse burlar del rey, hacerle sugerencias, e influir contundentemente en sus decisiones, aunque este beneficio debía ser ejercido con tacto y cautela, pues de sobrepasarse o equivocarse, nuestro chistoso personaje podía pagar con su propia vida.


Se cree que la palabra "payaso" se deriva de un tal Pagliaci, pero sobre este hecho en realidad no hay mucha documentación. Lo que sí es cierto es que se considera como el primer payaso moderno de la historia a Giuseppe Grimaldi. Nacido en 1778, Grimaldi era célebre a tal punto que el gran Charles Dickens escribió su biografía.

Mucho tiempo ha transcurrido desde estos orígenes y el concepto y personaje payaso considero que ha sufrido grandes cambios. Por ejemplo, pensar hace 15 años que siendo payaso podrías llegar a ser millonario, era una absoluta falacia. Como payaso me refiero a maestro del humor, ambulantes enmascarados, itinerante, conocedor de muchos mundos y residente de muy pocos a su vez. No me refiero a una estrella televisiva, o humorista de la globalidad como lo pudo ser Charlot interpretado por Sir Charles Chaplin.

Pensar hace 15 años que siendo payaso podrías ir al espacio, ya no cabía en ninguna tesitura. ¿Era incrédula la gente en 1984? No, simplemente que en ese año, justo en él, es cuando dos desconocidos artistas callejeros Daniel Gauthier y Guy Laliberté empezaban a dar forma a un proyecto que iba a revolucionar el mundo de los payasos y redefinir el concepto del circo: el Cirque du Soleil.

Esta semana hemos visto como su co-fundador, Guy Laliberté, ese ambulante que hace quince años ni tan siquiera hubiera soñado con ello, con una fortuna aproximada de 2.500 millones de dólares, se convertía en el séptimo turista especial de la historia –tras desembolsar unos 35 millones de dólares-.

Cirque du Soleil empezó cuando un grupo de artistas callejeros de Quebec (Canadá) decidió canalizar su pasión de otra manera. Bajo la orientación de Guy Laliberté, Cirque du Soleil ha utilizado su pasión por la creatividad y la innovación para crear una nueva forma de entretenimiento que asombra al público de todo el mundo.

Se consideran una empresa canadiense de entretenimiento. Esta formada por 4.000 empleados en 40 países, incluidos 1.000 artistas tienen una facturación anual de unos 3.600 millones de dólares. En sus representaciones han tenido a más de 90 millones de espectadores repartidos en más de 200 ciudades de los cinco continentes.

Han reinventado el concepto del circo, han combinado la opera, el espectáculo, la escenografía, el vestuario y el estilismo, para acabar diseñando experiencias. Laliberté de 50 años, sí que ha roto la inercia del mundo del circo, lo ha reconvertido.

Aprovechando la misión, Laliberté, dirigirá el próximo 9 de octubre desde la ISS -situada unos 350 kilómetros sobre la Tierra- el espectáculo poético-social titulado ”De la Tierra a las Estrellas por el Agua”, en el que participarán estrellas de la música, el cine y otras celebridades desde catorce ciudades de los cinco continentes, donde pretenden llamar la atención sobre los problemas de los recursos de agua. Al ser preguntado sobre que esperaba hacer en los 12 días que durará su viaje, junto con los otros dos astronautas contestó: “No soy científico ni doctor o ingeniero”, digo. “Soy un organizador, un actor y un creador. Tengo una personalidad que entretiene, así que eso es lo que llevaré”.

Tal vez nos hagan falta más payasos en la sociedad actual, y no me refiero a bufones como en la época del Rey del Estado de Qin o de los existentes en su momento en Grecia, Roma o en la Edad Media, que con sus palabras y acciones tenían por oficio hacer reír a los poderosos –yo creo que ahora se han invertido las situaciones, son los poderosos que nos hacen reír a nosotros con sus palabras-. Me refiero a disponer de más creadores de alegría y difusores de ilusión y menos destructores de empleo. Gente, personas, seres humanos que entretengan, que diviertan y que generen sonrisas. Hoy sonreímos menos, y también hablamos más y decimos menos. Actuamos más y pensamos menos. Hacen falta más payasos como el de Leoncavallo, con capacidad de reponerse ante la adversidad y volver a actuar.


Guy Laliberté no solo ha cumplido su sueño de ser «el primer payaso en el cosmos», o de homenajear a todos los payasos del mundo, ha demostrado que el payaso no solo hace reír, también sabe actuar, crear, pensar y en este caso ‘volar’ .

Solo me queda decir, ¡Bravo payaso, bravo!