lunes, 14 de marzo de 2011

TEMPUS









Soy un férreo lector de La Vanguardia. Admito que dejé mi mono ‘vanguardista’ durante unos años, proveniente de una decepción, o mejor dicho, una chiquillada. Todo vino al ver cómo destinaban en la portada un gran espacio a una fotografía de la reina Sofía tropezándose al bajar del ave, creo que recordar hacia el 1992. Consideré por aquel entonces que cómo era posible ceder protagonismo a un hecho tan irrelevante con la enorme cantidad de noticias mucho más trascendentales de dicho día, y si al menos hubieran jugado con la metáfora de que 'la monarquía se tambalea', pero no fue precisamente el caso. En fin, después, logré reconciliarme con ella y comprender que era una guerra perdida.

Al igual que muchos otros medios de comunicación, entre semana realizo una lectura virtual del diario, mientras que los fines de semana me gusta disfrutar de su versión en papel, a pesar de que muchas veces me acompañe todo el día de arriba para abajo hasta llegar la noche donde puedo disfrutar de ella con cierta tranquilidad, a pesar de que las noticias ya sean caducas.

En su versión digital, al igual que la de otros medios, suelo acceder dos o tres veces al día para ver las novedades o noticias, es algo que llevo haciendo tiempo por defecto, sea en el portátil o en la reducidísima pantalla de mi móvil –perdón, Smartphone-. Es como si pensara que alguna de las noticias que leeré afectará en mi destino. Muchas veces me quedo sorprendido y sobretodo en este último año, de cómo al encontrar alguna noticia de última hora, sin llegar a ser del todo relevante y que debe llevar unos diez minutos expuesta, ya existen unos treinta o cuarenta comentarios, algunas veces llegando hasta los cien. Tenemos de todo tipo, constructivos, ‘asesinos’, pedagógicos, reivindicativos, pasotas o hasta aquellos que comentan de todo menos algo relacionado con la propia noticia.



Ante este continuo asombro me pregunto tres aspectos:



- El primero, de dónde saca la gente tiempo para opinar, por muy breve que sea el comentario.
- El segundo, y aunque pueda parecer contradictorio con mi profesión, para qué lo hacen. ¿Para ver su sello impreso en una pantalla de 17”?


- Y por último, cómo lo pueden hacer tan rápido nada más publicar la noticia. ¿están revisando constantemente todas las noticias del diario para ver en qué pueden opinar?



Con respecto al primero, tengo un gran amigo con un enorme poder para el sentido común, que dice que si he notado el aumento es debido a la cantidad de gente que está en el paro, y consecuentemente disponen de mucho tiempo libre. Admito que puede ser una de las posibilidades.



Con respecto al segundo, y respetando que cada uno puede hacer lo que desee con su tiempo, -muchos se pueden preguntar por qué escribo por ejemplo-, me sucede lo mismo. ¿qué nos lleva a opinar, si es que verdaderamente opinamos? Algo semejante me sucede cuando observo a comentaristas televisivos que proponen una encuesta a través de sus cuentas en Facebook por ejemplo o en la web del medio de comunicación. El pasado miércoles viendo un partido de la Champions League me preguntaba cuanta gente respondía ante la pregunta que lanzó el comentarista solicitando si una jugada en cuestión había o no sido penalti. Posteriormente observas el resultado, y te preguntas qué sentido tiene real. ¿Qué te condiciona observar la respuesta?



Y en referencia al tercero, y más allá de que puedan recibir avisos en su móviles o alertas en sus correos electrónicos, continuo sin encontrarle sentido –a excepción del Twitter que reciben los tweets inmediatamente-.



Lo mismo que sucede con los comentarios de las noticias de La Vanguardia, me sucede precisamente con Twitter. ¿Por qué opinamos en Twitter? ¿Qué nos hace tener el necesario impulso de opinar? A pesar de considerarme tecnócrata, todavía me quedo perplejo y mi asombro va en aumento. Ya no solo por ver que hacen cinco millones de ‘followers’ siguiendo a Justin Bieber -El día que se cortó el pelo perdió 80.000 seguidores-, o que el adolescente disponga de servidores dedicados exclusivamente a él en la sede de Twitter, sino en otros ejemplos como el teóricamente desprestigiado Charlie Sheen. Justo después de que los estudios Warner Bros. anunciaran el despido inmediato del actor como protagonista de la telecomedia Two and a Half Men (Dos Hombres y Medio) por encontrarse "enfermo" y por sus insultos a ejecutivos que demuestran su "depravación moral", el actor decidió iniciarse en el mundo del microblogging abriendo una cuenta en Twitter y consiguió que un millón de usuarios le siguieran en la red en tan solo 25 horas, convirtiéndose en el usuario de Twitter más rápido en conseguir seguidores, superando a otras 'celebrities' como Ashton Kutcher o Lady Gaga. Según el New York times desde este miércoles, Sheen ya cuenta con 2.400.000 seguidores. Me pregunto de si con Twitter ha nacido un nuevo paradigma de liderazgo y de por ejemplo, que hubiera hecho con él un Martin Luther King.



Como dice Delia Rodriguez, “Twitter se ha convertido en una poderosísima red social, protagonista tanto en las revueltas árabes como en el ascenso y caída de personajes famosos. Desde su puesta en marcha, prácticamente todas las grandes noticias han saltado primero en Twitter. Su secreto es volverse imprescindible para sus usuarios. “

Usuarios y medios están aún aprendiendo que Twitter es un polvorín donde se mezclan lo público y lo privado, donde verdad y mentira vuelan a la misma altura. Las reputaciones se construyen o se destrozan con rapidez. El humor, una parte muy importante de la experiencia tuitera, corre muchos riesgos de ser malentendido al transportarse a un titular. Alejandro Sanz , el español más seguido de Twitter con más de 1,7 millones de followers, mantiene una postura sobre las descargas muy impopular, que a menudo le lleva a enzarzarse en discusiones con los usuarios.

Antes de entrar en el verdadero sentido del post que escribo, de si comunicamos o deseamos opinar para sentirnos seres humanos, continuemos hablando un poco de las cifras de Twitter y de cómo su crecimiento podemos considerarlo con la expresión americana de WOW!.



En el año 2007 eran 5.000 tweets diarios. En el año 2008 fueron ya 300.000, en el año 2009 2,5 millones por día, y hoy en día la friolera de 50 millones de tweets y 600 tweets por segundo. En el año 2009 crecieron un 1.400% los tweets. Curiosamente España es el tercer país que más tuitea, con dos millones de usuarios directos, es el país europeo donde más crece Twitter.




En cuanto al uso que se realiza, un estudio realizado por Pear Analytics en el 2009 muestra que el contenido que circula en Twitter es en un 3,6% noticias, un 3,7% Spam, un 5,8% Autopromoción, un 8,7% mensajes repetidos, un 37,5% controversial y un 40,5% palabras sin sentido.



Estos datos contrastan con las conclusiones de otro estudio elaborado por Madrid Network, dirigido por Storm y titulado I Estudio twitter como generador y difusor de innovación.



El informe analiza los datos recogidos sobre una muestra de más de 1.000 usuarios de la red de microblogging. En primer lugar analiza el cambio en el perfil de usuario de twitter desde 2008 donde se concluye que la edad promedio ha pasado de los 28 años en 2008 a los 33 años en 2009. También se ha producido un incremento del número de mujeres que utilizan la aplicación con respecto al 2008 (22% vs 31%) y ha aumentado un 13% el número de usuarios que utilizan Twitter varias veces al día.



Si hablamos del uso que estos hacen de la aplicación, el estudio resalta que se han cuadruplicado los usuarios que hacen un uso estrictamente profesional (5% vs 21% en 2009), mientras que los que lo utilizan sólo por un interés personal ha caído a la mitad (50% vs 21%).



Los usuarios entrevistados dedican un promedio de 69 minutos diarios al uso de Twitter. El tiempo medio dedicado por las mujeres es significativamente superior al de los varones. La intensidad de uso es menor a medida que aumenta la edad.



El estudio también resalta que Twitter es un espacio que favorece la creatividad, donde las ideas y propuestas fluyen. El 46% de los usuarios, utiliza twitter para comunicar ideas o reflexiones, y lo que es más importante, más de 86% de los usuarios retuitea las actualizaciones de sus contactos, lo que favorece la circulación de ideas.



Más allá de manifestar los encuestados que a menudo realizan un uso para comunicar noticias, comunicar cosas que descubren navegando o para compartir links de webs interesantes, también muestran otros uso como Compartir estado de ánimo, sondear la opinión de sus contactos o compartir experiencias de consumo.



EL VACÍO DE LA OPINIÓN



¿Estamos hablando de ego o de la imperiosa necesidad de comunicar y transmitir a nuestra red lo que pensamos u observamos? ¿Qué buscan por ejemplo, los 1,7 millones de seguidores de Alejandro Sanz? ¿Morbo? Con estas reflexiones no vengo a decir ni mucho menos que esté en contra de Twitter, al contrario, lo considero una plataforma sumamente potente en su versión profesional y como un espacio de difusión e intercambio de conocimiento. Extraordinaria para mantenerse al día de lo que sucede en internet y para compartir noticias o links interesantes, además, ojo a aquel que no esté puesto en Twitter, ya que es y será toda una revolución. Ahora bien, si entramos muchas veces en su plano más personal, evalúo la dimensión y reflexión de si a la gente le gusta estar constantemente observada, o si tenemos la necesidad de tener seguidores o si por el contrario, se tiene una gran necesidad por comunicar su actividad.



Estoy en Twitter (@mcroblesza)y sigo exclusivamente a cinco personas, que por una razón u otra considero que aportan valor en sus recomendaciones, conclusiones o afirmaciones. Igualmente también estoy en otras redes sociales, especialmente alguna de uso profesional. En una de estas, pude observar como uno de mis contactos, profesor reconocido, iba realizando tweets de ‘gran importancia’: ‘Me levanto’, ‘ahora entro en el gimnasio’, ‘hoy he tenido un día feliz’, ‘me espera un duro día de trabajo’. ¿Por qué lo hace? ¿Para querer sentirse observado? ¿Piensa que es un elemento trascendental para sus followers conocer cuándo se mete en la ducha? Me pregunto y con todo el respeto del mundo, si se habrá comprado una carcasa anti-mojado para su móvil para así ir describiendo los procesos mientras se ducha: “ahora me pongo el champú” etc.… ¿Confundimos comunicar con vomitar palabras que no llegan a ser ni expresiones?



Vale, de acuerdo, todos necesitamos ser escuchados. Posiblemente Twitter sea un medio para conseguir expresarnos y recibir respuestas rápidas, pero ante el difícil reto de pensar que en la sociedad de la información construiremos riqueza del saber, prefiero quedarme con la función humorística y sarcástica de Twitter, que en estos tiempos de crisis no vienen nada mal.



Todo y así, me reitero en mi reflexión de si parte de la sociedad actual dispone de demasiado tiempo libre, y de si parte de ese vacío, lo tenemos que ocupar con banalidades impulsivas y que no requieren mucho pensamiento o reflexión -140 caracteres por ejemplo-, bien sea a través de Twitter, cualquier periódico online o nuevos medios o soportes que aparecerán en los próximos años y que no somos capaces de imaginar en la actualidad –así a voz de pronto, me imagino unas lentillas que enviarán por radiofrecuencia a nuestra red de contactos aquello en imágines que nuestros ojos observan y que queremos transmitir, como un buen restaurante, un texto de un libro o una tienda cool que hemos descubierto-.

También es posible, que en los próximos años, cambiará lo que entendemos por Curriculum Vitae. Hasta ahora, describíamos cuáles eran nuestras habilidades, en qué habíamos trabajado y qué puestos de trabajo habíamos cubierto –nunca mejor dicho-. Tal vez, en un futuro cercano, además, habrá que agregar -o la propia compañía que nos entreviste ya tendrá a su disposición-, en qué hemos intervenido, en qué foros, cuantas opiniones hemos realizado en Twitter, cuantas preguntas hemos formulado o respondido, o cuantos debates hemos propuesto en Linked-in. Por el contrario, diría que también valorarán qué hemos realizado en Facebook, qué perfil de fotos hemos colgado (bebiendo, riendo, durmiendo, jugando, gritando, etc…) y con quién tratamos, a pesar de sobrepasar las leyes de la privacidad. Este es nuestro futuro cercano, y los primeros filósofos, los griegos presocráticos, que pronto advirtieron que el mundo, o fysis, es una realidad diversa (sustancia) que se halla en continua y perpetua transformación, lo que de alguna forma ya prefigura los modernos conceptos de espacio y tiempo. En ellos es donde nos toca vivir.









“Aunque la verdad de los hechos resplandezca, siempre se batirán los hombres en la trinchera sutil de las interpretaciones.” Gregorio Marañon (1887-1960) Médico y escritor español.

domingo, 6 de marzo de 2011

SIMPLIFICADOR





En mi anterior post, titulado 2030, comentaba el pronóstico que nos suscitaba Ray Kurzweil y su visión del transhumanismo. Si nos paramos en este mismo año, en el 2030, La Association of Professional Futurists realizó un estudio para observar cuáles serían las profesiones más demandadas y con mayor futuro (ya saben, para aquellos que tengan menos de 48 años vayan tomando nota). La Association of Professional Futurists es un grupo conformado por 20.000 profesionales de todo el mundo, siendo la mayoría de ellos especialistas en alguna disciplina científica o técnica. Esta asociación trabaja conjuntamente para detectar tendencias mundiales del futuro.



Justamente, el resultado del estudio realizado por Fast Future corresponde a la elección de 486 miembros de la mencionada APF, quienes respondiendo a una votación eligieron 20 nuevas profesiones que actualmente no existen, y que serían las más demandadas del futuro.


Para dicho resultado se han tenido en cuenta previsiones demográficas y climáticas para 2030; un aumento de 8.300 millones de personas en el mundo; una demanda de alimentos en aumento; una crecida del 30% de la demanda del agua; un mundo liderado por China e India; televisión 3D y tecnología cada vez más presentes en nuestras vidas, etc.



La previsión no sólo se centró en el 2030, también se hizo para el 2020 y 2015. A continuación detallo los resultados, ruego no pierdan detalle, algunas no tienen desperdicio:



NUEVAS PROFESIONES DEMANDADAS EN EL 2030


  • Cirujano de aumento de memoria: medicina, ingeniería informática, biomedicina, biotecnología

  • Ejecutor de cuarentenas: medicina, biomedicina, epidemiología

NUEVAS PROFESIONES DEMANDADAS EN EL 2015


  • Pharmer (mezcla de granjero y farmacéutico): ingeniería agrónoma, farmacia, ingeniería genética

  • Experto en ética científica: filosofía, toda clase de carreras científicas

  • Pilotos, arquitectos y guías turísticos… espaciales: arquitectura, ingeniería aeronáutica, turismo

  • Granjero vertical: ingeniería agrónoma

  • Especialista en reversión del cambio climático: ingeniería medioambiental

  • Profesor virtual: ciencias de la educación

  • Organizador virtual: biblioteconomía y documentación, administración de empresas

  • Ayudante de networking en redes sociales: educación social, trabajo social, relaciones públicas

En otra investigación, en este caso de la Universidad de Oxford, a través de la School of Social Sciences y con la visión puesta de una forma más cortoplacista, nos muestran, diferenciando por categorías, algunas actividades profesionales que pueden definir las nuevas vacantes en un futuro inmediato:


PROFESIONES DE NEGOCIOS Y RECURSOS HUMANOS


- Broker del talento: Administrará y venderá talento. Este profesional identificará las capacidades adquiridas por los trabajadores y las comercializará en organizaciones a escala global.

- Collective Intelligence Office: Será responsable de gestionar el conocimiento de la organización, y el encargado de potenciar y maximizar al capital humano y sus competencias.

- Gerente de Bienestar: Será un directivo especializado en proveer e implementar planes de beneficios para mejorar la salud laboral y el equilibrio de trabajo/vida personal de los miembros de una organización.

- Agility Consultant: Será un consultor de simplicidad y agilidad en los negocios. Ayudará a las organizaciones a racionalizar los procesos, la tecnología, sus estrategias y las herramientas de marketing.


PROFESIONALES DE ECOLOGÍA Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

- Sustainability Manager: Será el director encargado de velar por las buenas prácticas de la compañía en relación al cuidado del medioambiente y los vínculos con gobiernos y comunidades.

- Recicladores Ambientales: La necesidad de preservar recursos naturales impulsará la aparición de nuevos especialistas del reciclado. Éstos se encargarán de reconvertir los residuos tóxicos en materias primas para la producción o en nuevas fuentes de energía no contaminantes.

- Data Ecologist: Brindará datos a organizaciones públicas y privadas sobre la evolución de indicadores ecológicos y ambientales.


PROFESIONES MÉDICAS Y CIENTÍFICAS

- Bioinformático: Será un especialista en biotecnología e informática que trabajará en el desarrollo de tratamientos médicos.

- Geomicrobiólogo: Tendrá formación en geología, ciencias ambientales y microbiología, para trabajar en la creación de microorganismos que ayuden en las técnicas médicas del futuro y en la eliminación de la polución.

- Nanomédico: Serán médicos con formación en nanotecnología, para el desarrollo y operación de dispositivos para el cuidado de la salud.

AGRONEGOCIOS

- Productor de alimentos orgánicos: Empresario y agricultor que dominará tanto las técnicas genéticas como las comerciales. Este perfil surgirá por la alta demanda de productos ecológicos.

- Tecnoagricultores: Utilizarán robots para el sembrado, el tratamiento químico y la recolección de los cultivos. Emplearán equipos de riego inteligente que adecuarán la humedad a las necesidades de los vegetales y dispondrán de computadoras conectadas a grandes redes de información agrícola.

- Acuicultores: Manejarán "plantaciones sumergidas", donde cultivarán y criarán distintas especies de animales y vegetales para el consumo. Serán especialistas en biología marina y genética. Actualmente, ya trabajan con moluscos y algas en recintos controlados.

PROFESIONES DE TECNOLOGÍA Y ENTRETENIMIENTOS

- Diseñador de videojuegos: Los videojuegos ya son una de las industrias más poderosas del mundo del entretenimiento, con ventas por 10.000 millones de dólares anuales sólo en los Estados Unidos. Y esta tendencia seguirá firme, creando miles de empleos de diseñadores.

- Conectadores: Serán especialistas en empalmar fibras ópticas.

- Telecomunicólogos: Serán los especialistas que gestionarán la interconexión masiva de computadoras y sistemas electrónicos a través de redes de telecomunicaciones como Internet. En esta profesión habrá tanto técnicos como creativos.

- Holografistas: Especialistas en la creación de animaciones y espectáculos mediante la holografía, que permite crear objetos y escenarios tridimensionales, gracias a la técnica del láser.

Contemplando este gran abanico de posibilidades derivadas de las dos investigaciones, y que creo que la posible opinión generalizada merece un post dedicado a ello, me gustaría centrarme parcialmente en una, en la denominada Agility Consultant. Su description job, “será un consultor de simplicidad y agilidad en los negocios. Ayudará a las organizaciones a racionalizar los procesos, la tecnología, sus estrategias y las herramientas de marketing,” me recuerda a la profesión mencionada por el gurú Tom Peters en su libro The Little Big Things, JOS: Jefe Oficial de Simplificación.

Permitiéndome hacer una versión de este último, y por no centrarlo exclusivamente en el ámbito de las organizaciones, lo acabaría denominando como la profesión de Simplicador, interpretándola como una profesión de futuro de absoluta inmediatez.

El Simplificador

Como su nombre dice, su labor es hacer las cosas más simples, no confundir con realizar las cosas simples o que por el contrario, que requieren sentido común. ¿Qué entiendo como simplificador? Aquel que precisamente tendrá la función de ‘simplificar la información’ que recibamos y nos ayude a decidir. Aquel que se dedique más allá de los anhelos de la tecnología a filtrar qué información es relevante para nosotros, que nos ayuda en el ‘qué leer para decidir o para disfrutar’. Aquel que conociendo nuestras inquietudes o retos, nos sintetizará la información, y no me estoy refiriendo a que realice dicha información para las empresas, me refiero a título consumidor final – ¿como freelance tal vez?- y que sirva para nuestro desarrollo profesional o personal. Será aquel que cada día buscará cual sería la información que necesitemos, y es que, ante el mercado actual de la sobreabundancia de información, no dispondremos ni del tiempo, ni de los recursos suficientes para tener la información adecuada en el momento adecuado. Estamos hablando de documentalistas transformados con una vocación y orientación personal. Estaríamos hablando de un Information Shopper –por seguir el hilo del Personal Shopper, que observo que no entra en los planes ni de la Association of Professional Futurists, ni de la Universidad de Oxford-.


La reflexión de esta nueva figura viene derivada de que hoy en día nos deberíamos hacer la pregunta de si disponemos de demasiada información. Bueno, más que pregunta es una realidad. El círculo vicioso de la superabundancia de la información está haciendo que corramos el riesgo de acabar perdidos como niños pequeños en el parque de atracciones de la información, donde cada vez más gente está más conectada a más contenidos y les resulta más difícil lidiar con ellos.


Según una encuesta fiable, el 28 por ciento de cada día de trabajo se pierde debido a exceso de información. Pero aún más profunda que esa es la sensación de que toda la información del mundo no puede ayudarnos a encontrar sentido a la propia información. Tenemos más y más formas de comunicarnos, al parecer, y cada vez menos que decir.


Frente este exceso de información, el proceso de informarse cada vez irá tomando más relevancia, así como la necesidad por desarrollar algunos instrumentos que nos permitan informarnos mejor. Con exceso o no, la pregunta recae en si efectivamente somos nosotros los que no somos capaces de manejar toda la información que nos llega. La inercia de leer la información, pero no de interpretarla. Nos hemos convertido en mercenarios del leer, pero difícilmente de razonar la lectura que hacemos, estamos volviendo a nuestra infancia, donde sí leíamos pero no razonábamos. Como decía en mi post de Entretenme, estamos convirtiéndonos en seres más eficientes procesando información pero menos capaces para profundizar en esa información.


Según Pico Yer, ensayista y novelista británico, “nadie puede negar que la tecnología ha expandido infinitamente nuestras posibilidades. Pero cada vez más gente se está preguntando por qué estas herramientas de conexión nos están dejando tan agotados, desconectados y solos. Sólo alejándonos de nuestras máquinas, después de todo, podremos empezar a ver cómo hacer mejor uso de ellas. La tecnología nos ha dado el mundo; a nosotros corresponde ver lo que podemos aportar y aportaremos a la tecnología”.


Este agotamiento, viene condicionado también por la ansiedad que nos genera la imperiosa necesidad de estar informado, de estar al día, empezándose a producir los primeros casos de trastornos psicológicos. Y es que por ejemplo, Facebook y Twitter provocan estrés, según los británicos. Una encuesta realizada a 2.243 personas por la consultora The Foundation, durante el pasado mes de enero, en la que el 43% de los encuestados considera que las redes sociales “hacen perder el tiempo” y el 56% declara que son “irritantes”.


Y es que la información ya nos viene de muchas formas y miles y miles de fuentes: estructurada, como podrían ser los artículos, capítulos de libros, columnas de periódicos, etc… y desestructurada, a través de Twitter, Facebook y otras redes sociales o emails.


¿Demasiada información?


En un estudio realizado en Berkeley en el 2005, quizá considerado el primer estudio serio y riguroso que intentó llegar a una cifra sobre la cantidad de información que se produce anualmente en el mundo, se llegó a esta cantidad 2 hexabytes por año, 2 x 1018 por año; esta cantidad se produce en cualquier formato, es decir, aquí están incluidas las películas, los vídeos, los papeles que se hacen en las oficinas; están incluidos los libros, todo lo que representan contenidos realizados por una persona o por una máquina, por ejemplo aquí también están incluidos los datos recogidos por satélites meteorológicos, etc. Puede parecer que es poco, pero es una cantidad extraordinaria. 2 hexabytes al año es una cantidad impresionante, si la comparamos con los átomos que hay en el universo podríamos darnos cuenta de que estamos ante una cantidad muy importante.


Por tanto tenemos un punto de partida y tenemos una sociedad que está generando una cantidad de información como nunca había generado. Un ciudadano norteamericano tenía en los años 60, acceso a unas 18 estaciones de radio, 4 canales de televisión, 4.500 títulos de revistas. En el otro lado, en el 2005 –imagínense ahora, seis años después- el equivalente, 18.000 títulos de revistas, 20 millones de sitios en Internet, 2.400 millones de estaciones de radio en Internet.


Enfrentarse a millones de documentos, seleccionados a través de una cuidadosa selección de de palabras clave, descargados desde nuestro buscador o buscadores favoritos, hoy se ha hecho posible gracias al desarrollo masivo de decenas y decenas de software especifico para cada necesidad que nos permiten clasificar, relacionar, cualificar, resumir, etc., antes siquiera de enfrentarnos a la ardua tarea de leer.



Criminólogos, médicos, economistas, ingenieros, químicos, forenses, entre otros, ya saben los resultados de apoyarse en sus investigaciones con software para explorar de forma automática determinados temas. Por ejemplo podemos ver como un equipo de investigación europeo ha desarrollado un nuevo software que detecta rápidamente lo que el científico está buscando y lo utiliza para realizar complejos experimentos de microscopía de manera automática. Tan sólo necesita un pequeño entrenamiento para poder ejecutar el trabajo de todo un equipo de analistas en mucho menos tiempo. Esta nueva aportación reduce en miles de horas el tiempo dedicado a buscar con el microscopio la información, además de lograr una precisión milimétrica a la hora de relacionar comportamientos de las células, imposible de conseguir con el ojo humano.



A pesar de dichas investigaciones, progresos y nuevos desarrollo de software, o del avance de la disciplina a la que denominamos “Inteligencia o Vigilancia Competitiva”, nos continúa costando diferenciar el ‘ruido’ y la basura del saber.


La nueva interpretación del poder de la elección


Pero, ¿verdaderamente la información es poder? Siempre lo ha sido y siempre lo será, pero no tanto el tenerla, sino como he mencionado, el interpretarla y saberla utilizar.


La información es fuente de poder para el individuo, el propio Internet ha desarrollado la capacidad del consumidor para elegir por sí mismo entre múltiples opciones. Desde tiempos antiguos, tener la información justa en el momento oportuno ha significado ‘poder’ y solamente las personas o grupos de personas (nobles, iglesia, y más adelante, empresarios, gobiernos) que se podían permitir financiar ese intercambio de información disfrutaron de ese privilegio.


Es solamente a partir del final del siglo XIX, principios del XX, con la democratización de los medios de comunicación, como las cartas, el telégrafo, y el teléfono, que se fueron armonizando las infraestructuras que dieron lugar a una educación uniforme y global, y a un mejor movimiento de las mercancías y personas.


También el nivel de educación medio fue subiendo a lo largo de los siglos, permitiendo a la sociedad crecer en el plano económico, pero también en ‘agilidad intelectual’.


En esos últimos años, con el nacimiento de Internet, hemos visto disminuir drásticamente el periodo de latencia de la información (el tiempo que transcurre entre la necesidad expresada y su ‘realización’), permitiéndonos alcanzar nuevos niveles de capacidad individual.


En paralelo, hemos notado en las sociedades que más utilizan esas tecnologías, que las estructuras basadas en información privilegiada fueron perdiendo poder, en beneficio del individuo que, educándose con la información liberada, tenía a su alcance medios o servicios que anteriormente le hubieran costado mucho más, tanto en términos financieros como de oportunidad.


Debido a la mayor circulación de la información y a su disponibilidad inmediata, sumada a la educación global de la sociedad, experimentamos en estos años la última evolución de este modelo: una mayor libertad del individuo para tomar decisiones con responsabilidad que le permite expresar su diferencia a través de sus elecciones racionalizadas por la información oportuna.


Pero, esta libertad en la elección, ¿qué consecuencias e inconvenientes está generando?


Pongamos un ejemplo. A diferencia de hace unos quince años, ahora podemos decir que estamos en mercado saturado. Según una estimación, la cantidad de los diferentes tipos de productos y servicios disponibles que hoy se pueden adquirir en el mercado internacional asciende a unos 1010 artículos, lo que supone aproximadamente unos diez billones de productos diferentes que se pueden comprar, de antibióticos a objetivos fotográficos, pasando por servicios de contabilidad y lecturas del horóscopo.


Por lo tanto, la denominada democratización de la información y la posibilidad de que el individuo tenga la oportunidad de hacer sus propias elecciones a la hora de comprar, por ejemplo unas gafas, es cierto, pero el grado de complejidad y de que esté realizando la elección correcta en un tiempo relativamente óptimo no tanto. Estamos hablando de que los motores de búsqueda especializados de Internet, no pueden actualmente llegar a la cobertura de todos los productos de una misma categoría, interpretando así, que el beneficio teórico del poder de decidir, se sustentaría si lo hiciéramos en un tiempo record, aspecto que no es así. La verdadera subversión del consumo consiste en pensarse bien cada compra.


Siguiendo con el ejemplo de las gafas, inicialmente podríamos pensar que gracias a su esfuerzo de documentarse sobre el tema y al tiempo dedicado a la selección, el individuo disminuye en su propio beneficio el importe pagado para un mismo producto/servicio (en este caso, dos veces menos que en una óptica), pero ¿y el coste de oportunidad utilizado?, me refiero que si hemos invertido dos horas y media en la elección de las gafas, que implica la elección de la montura, así como de las diferentes opciones de sus lentes, y teniendo la suerte de disponer a nuestra disposición de una información relativamente adecuada, ¿qué más podríamos haber realizado en dicho periodo de tiempo? En este caso, ¿Cuánto tiempo nos hubiera supuesto realizarlo en una óptica aún sin tener el modelo idóneo y que se ajusta cien por cien a la montura deseada? Cuarenta minutos tal vez. ¿Y el coste? Un 20% más caro, posiblemente.


De aquí y de este ejemplo, que otra de las funciones del Information Shopper o Simplificador, sea la de aquel que haría que nuestra elección y selección de compra sea más fácil. Según y conociendo nuestros patrones de gustos, que fuera una persona que nos enviara las tres opciones más idóneas de gafas –como el que dice viajes, entradas, ropa, experiencias, cambio de coche, etc…, comportando para nosotros una decisión de 5 minutos máximo, y un coste relativamente económico. Toda aquella elección que nos supusiera más de 2 minutos debería ser subcontratada al Information Shopper o Simplifier.


Creo que a estas alturas deberíamos empezar a tomar conciencia de ello, de que esta borrachera de información es el impacto abrumador de lo evidente.



“Pierde una hora por la mañana y la estarás buscando todo el día,” Richard Whately (1787-1863) Arzobispo anglicano y educador británico.