domingo, 22 de mayo de 2011

OBSERVO




"Nuestros ojos ya no serán nuestros ojos"



Finalizaba mi último post, titulado COMPRO, pronunciando la frase ‘imagínense todo lo que está por llegar’, haciendo referencia a cómo el cocktail explosivo de la combinación de Realidad Aumentada, Geolocalización y Compra Colectiva afectaría al hábito de compra . Algunos lectores me comentaron que mirase de ofrecer mi visión más allá de las fronteras del consumo, que diera mi punto de vista y perspectiva de cómo este cocktail, con la totalidad de sus ingredientes o parcialmente, podrá afectar a nuestras vidas más allá del poder de compra.



Es difícil realizar una predicción de cuantos cambios vamos a sufrir en nuestra vida cotidiana con el uso de estas nuevas tecnologías, pero diría que sí existen algunos indicios, algunas bases o pilares, que nos permiten dibujar algunos escenarios posibles, así como cifras alrededor de esta industria que empiezan a escandalizar por su rápido ascenso. Parte de estos escenarios de futuro, ya lo reflejé en el post ENTRETENME o en el propio COMPRO.



También debo decir que estos cambios venideros, no serán tan radicales a corto plazo como para condicionarnos replanteamientos de hábitos. Siempre tendremos la posibilidad de elegir si queremos utilizar o no dicha tecnología, o decidir si querremos continuar observando nuestro alrededor de la misma forma que lo hacíamos: haciendo turismo leyendo nuestra guía, comprando ropa de la forma tradicional y simplemente mirando los escaparates o seleccionando un restaurante al azar, nada nos impedirá mantenernos en nuestros orígenes de nostalgia. La clave no está en cuánta tecnología o información tenemos a nuestro alcance, sino cuanta de ella nos hace la vida más fácil. Como decía el escritor y periodista Josep María Espinàs en una columna reciente de El Periodico, haciendo referencia a que todavía continua escribiendo con máquina de escribir: “No necesito ordenador. Eso es todo. Creo que es sabio no tener lo que no se necesita.”, espléndida frase, cuantas veces hacemos caso omiso a dicha afirmación, simplemente tener lo que no necesitamos.

Pero si verdaderamente queremos empezar a introducirnos en este viaje de descubrimiento, no necesitamos nuevos paisajes como decía el escritor Marcel Proust, necesitamos nuevos ojos, necesitamos una nueva manera de observar y de percepción.

UNA NUEVA VISIÓN

Continuando con el anterior post, comentaba la visión de Michio Kaku o Ray Kurzweil sobre la utilización de los cristales de las gafas o incluso unas lentillas que servirían de pantallas para completar la información que el mundo real transmite. No estamos hablando de una futura visión, sino de una realidad.

Un grupo de ingenieros, encabezados por Babak Amir Parviz de la Universidad de Washington ya presentó en el 2008 una versión inicial en la Conferencia internacional sobre sistemas mecánicos microelectrónicos, denominándolo Bionic Eye. Estaríamos hablando de las primeras lentes de contacto electrónicas, compuestas por un circuito electrónico y varios diodos LED emisores de luz.




Según sus creadores, el dispositivo tendría múltiples aplicaciones. Por ejemplo, los videojuegos podrían incorporar las lentes de contacto para que los jugadores se introdujeran completamente en los mundos virtuales sin necesidad de estar inmovilizados y, para las comunicaciones, la gente podría navegar por Internet mientras camina, en una pantalla virtual que verían sobre cualquier fondo, y que nadie más podría ver al estar situada dentro del ojo.

Parviz señala que se podrían encontrar muchas más aplicaciones, en las que los ingenieros ni siquiera han pensado, porque sus esfuerzos se dirigen sobre todo a poner a punto la tecnología básica, y asegurarse de que ésta funcione y sea segura.

A pesar de los avances que se llevan desarrollando en esta materia en estos últimos tres años, hasta llegar a su comercialización a gran escala todavía estamos en vías de desarrollo. Mientras llega, tenemos la nueva generación de móviles que incorpora pantallas 3D y con visor de Realidad Aumentada, entre ellos el nuevo móvil Android LG Optimus 3D.

No sólo será el primer móvil con cámaras 3D y pantalla 3DS sin gafas, sino que será el primero en salir con un visor de realidad aumentada tridimensional que en principio será exclusivo para LG en sus primeros meses de lanzamiento.

Con esta terminal, empezaremos a tener una visión de lo que acontece a nuestro alrededor con una gran capa de información complementaria. No sólo podremos observar qué comercios, entidades bancarias o amigos tenemos a nuestro alrededor en 3D, sino adentrarnos en cada uno de los mundos y observar qué valor nos ofrecen.




La imagen del nuevo LG que muestro, nos ofrece algunas pistas de cómo tendremos una visión diferente de nuestro entorno: un lugar donde dispondremos de acceso WI-FI gratuito, dos establecimientos donde podremos comer pizza o hamburguesa y ver qué recomendaciones tienen, un amigo nuestro que está conectado a Twitter, el National Museum con toda su información o incluso hacia donde se dirigen los dos autobuses que tenemos en su imagen y cuánto tardará el siguiente en llegar.

Ahora bien, ¿Qué encontraremos en él que nos induzca a cambiar nuestros hábitos? En primer lugar, opciones que se integrarán como las de Groupon Now –actualmente en pruebas exclusivamente en Chicago y pendiente de extenderse a todo el mundo-. El gigante de compra colectiva ha lanzado su nueva iniciativa que se dedica a emitir ofertas en nuestro móvil dependiendo del lugar donde estemos. Ofertas que perecerán en unas pocas horas.




Por decirlo de alguna manera, en la imagen superpuesta de la pantalla del LG, observaremos también las ofertas que tiene GAP (en el lado derecho de la fotografía) y que finalizan en menos de una hora y que llegan hasta un 70% de descuento. Se preguntarán, ¿pero esto mismo no lo puede mostrar el escaparate? Podría hacerlo, pero la clave está en que no sólo la pantalla del LG nos ofrece las ofertas que tenemos del comercio GAP, también lo hará de Calvin Klein que estará a 100 metros, de Dolce Gabbana que estará a 150 metros o de Victoria Secret a 200 metros. Y así sucesivamente irá cambiando nuestro entorno.


Observaremos si nos interesa entrar en el National Museum, ya que tendremos posibilidad de observar algunas de sus exposiciones itinerantes desde nuestro móvil, y escuchar qué representa cada una de las obras expuestas, datos del pintor o escultor, vida que llevó y qué le inspiraba la obra.


Según nos vayamos acercando a alguno de los monumentos más representativos de la ciudad iremos escuchando su historia, cómo lo crearon, y qué otras obras del autor existen en la ciudad, etc…


Todo lo detallado hasta el momento es una realidad que estará disponible en pocos meses, diría que en menos de un año. La combinación de todos estos elementos con las aplicaciones (Apps) que hoy en día ya podemos tener en nuestro smartphone pueden ser determinantes para pensar en un escenario paralelo, y si no valórenlo y júzguenlo por ustedes mismos en cómo me imagino cualquier día de la próxima semana con las apps disponibles en mi dispositivo:


¿REALIDAD O FICCIÓN?


Me desplazo de Madrid a Barcelona en coche. Al no disponer de GPS en el vehículo, utilizo mi iphone para dicha función. Necesito repostar, y no lo hago en cualquier estación de servicio, con la app GasAll, encuentro la gasolinera más cercana y con el combustible a mejor precio. Al llegar a Barcelona, estaciono el coche ligeramente retirado del centro de la ciudad. Para recordar su ubicación, utilizo la app CarFinger, que me indicará a posteriori donde tengo aparcado el vehículo y cómo llegar a él. Necesito desplazarme al centro de Barcelona para mantener una reunión. Como exactamente no sé mi proximidad, utilizo la app de Transports Metropolitans de Barcelona que incorpora realidad aumentada, por lo tanto voy viendo mientras camino que opciones de transporte público son más idóneas para mi lugar de destino así como cuánto tarda el autobús que debo coger. Una vez relajado en el autobús, voy escuchando el Podcast del último programa de Redes de Eduard Punset. Si alguna de las ideas del programa me interesa, la anota en la Moleskine instalada en mi iphone, o si es un fragmento muy extenso, grabo una parte.


Llego a mi destino, tal vez con demasiada antelación, miro en Foursquare o Layar alguna promoción cercana de desayuno, encuentro un local a cien metros, con recomendaciones interesantes de su American breakfast, y opiniones positivas de un amigo mío que estuvo hará dos semanas. Aprovecho para leer un diario económico, ya que en el autobús me ha dado tiempo para mirar las apps de los diarios Expansión, La Vanguardia, USA Today y Time. En una de las hojas del diario, veo un artículo interesante, lo fotografío con la app Genius Scan, que me la almacena en una resolución idónea para su lectura.




Salgo de la cafetería y me dirijo a mi reunión matutina. Subiendo el ascensor de la compañía, miro la orden del día de la reunión en mi móvil. Una vez en la reunión con el cliente repaso los puntos a tratar directamente desde mi móvil, y voy tomando nota de algunas cuestiones con el teclado flexible bluetooth que llevo conmigo.


La reunión ha sido satisfactoria. Tengo todavía tiempo hasta la siguiente reunión. Aprovecho la cercanía de El Corte Inglés, necesito comprar un CD para regalo. Mientras subo las escaleras mecánicas del centro, escucho una canción en el hilo musical del local que desconozco pero que me gusta. Activo la app de SoundHound y en siete segundos me detecta su título. Tengo la posibilidad de comprarla en iTunes o incluso de escuchar su letra.


Una vez llego a la sección de Opera donde se encuentra el CD que busco, cojo el CD y escaneo con mi smartphone su código de barras a través de la app ShopSavvy. El móvil me dice que en el FNAC que está a 600 metros tengo el mismo CD en promoción y 8 euros más económico. No me da tiempo, decido comprarlo igualmente. Me viene a la memoria que debía comprar otro producto en dicha sección, miro la app iLista y es cierto, debía comprar otro CD.


Una vez realizadas ambas compras, me desplazo a la siguiente reunión. Me comunican que el cliente tardará en llegar unos quince minutos, así que para desconectar brevemente, me dedico a jugar a la app Paper Toss, un juego que simplemente consiste en lanzar papales a una papelera. Dicho juego, con un precio de 0,99 dólares lleva 22 millones de descargas y ha estado recomendado en Facebook casi quince millones de veces.


Al salir de la reunión, y ya llegado el mediodía, debo llamar al cliente con el que he quedado para comer para confirmar la cita. Busco en las apps de Restalo, Atrapalo y ElTenedor qué mejor oferta tengo. Encuentro un restaurante de cocina creativa con su menú degustación al al 50% de descuento. Reservo automáticamente y le reenvío con la misma aplicación el lugar y hora al cliente.


Mientras tanto, recibo una alerta de Starbucks notificándome una nueva clase de café que han sacado al mercado, y que puedo degustarlo a 300 metros de donde estoy. Miro el reloj, queda tiempo, me vendrá bien un lugar físico para trabajar.


Ya en Starbucks, caigo que no tengo todavía reserva para pasar la noche. Miro la app de Sol Melia así como la de Booking.com, Trivago o Hotels.com. Encuentro una oferta de un cuatro estrellas por la zona a 50 euros y recién inaugurado, perfecto. Paralelamente, aprovecho para mirar emails. Recibo un documento en pdf, lo miro con detalle.

Finalizo algunos temas en la cafetería (Starbucks es de todo menos una cafetería) y me desplazo a mi almuerzo, al llegar un poco antes de lo previsto, decido mirar la carta de cocteles. Al no indicar mucho detalle, consulto mi app de Yo:Barman y decido pedirme uno sin alcohol pero con una combinación interesante. Nos disponemos a comer y me acercan la carta de vinos. Selecciono uno pero dudo de la calidad de la añada indicada, así que miro la app Añadas para teóricamente garantizar el éxito. Excelente. Decido fotografiar la etiqueta para recordarlo, con la app Wine Notes puedo anotar otros aspectos del vino, más allá de su etiqueta.

Continúo después de la comida con diversas reuniones. Son las 18:30h y hasta las 21h que tengo nuevamente una cena, decido mirar la app del Museo Picasso para ver las obras destacadas de la exposición temporal y decidir si me acerco nuevamente a visitarlo.

Después del tour por el museo, me retiro al hotel a finalizar algunas reflexiones. Entre tanto, realizo el mismo proceso anterior para reservar restaurante para la cena que tendré con un amigo. Ahora toca un japonés. Nuevamente llego con antelación, y alineado con el entorno y ya con ganas de desconectar, me pongo a jugar con la app de Sushi Chain que lleva por objetivo y según unos ingredientes que te muestran, ir preparando los diferentes platos para los comensales sin que estos lleguen a enfadarse. Debo parar la partida, llega mi amigo. Observo en la carta nuevos platos, así que miro la app Sushionary que me va informando del contenido de cada nuevo plato. Bromeamos, reímos y hablamos de sentimientos y emociones, ambos aspectos –por suerte- todavía lejanos a la tecnología.

Llego al hotel, toca descansar, quiero ver las noticias pero el televisor no funciona, seguramente la instalación todavía no está testeada, evito reclamar. Miro en el iphone la grabación de la última edición de las noticias de TVE, me quedo dormido, todavía se hace complicado ver más de cuatro minutos en una pantalla de 3,5 pulgadas.

Duermo, descanso, sin haber vivido ningún sueño durante el día, ¿Realidad o Ficción? Para nuestra suerte, todo certero, posible a día de hoy desde cualquier smartphone. ¿Se atreven a probarlo?.

“La ciencia no sirve sino para darnos una idea de cuan vasta es nuestra ignorancia”, Félecité de Lamennais (1782-1854) Escritor religioso francés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario