martes, 1 de febrero de 2011

ÉL




Podríamos decir que tenemos dos tipos de categorías o perfiles, aquel elegido por sus superiores, o aquel que él mismo se otorgó superior. Los primeros han perdido la noción de quién es su superior; la ciudadanía. Los segundos, no entienden de superiores.


Él al igual que Ella (ver post anterior), es un claro ejemplo de inercia. Él ha encontrado en Ella excusa, y Ella ha sido parcialmente consecuencia de la ineficiencia de Él.


Él siempre habla de ideas, promesas, pero dudo mucho que conozca el significado de ambas. Cuando llegan a ser ellos, a convertirse en Él, cuando asciende, se dejan parte del sentido común, y obvian por completo a qué y a quién se deben (o deberían), bueno sí: al poder. A nosotros, nos han adiestrado para esperar más sus mentiras que sus verdades. Muchos de ellos crecen debido a ser el más mediocre, oportunista o el más carismático, y no el más adecuado.


Él, desgraciadamente, llega un momento que se considera insustituible, divino y único, todo ello dentro de la ceguera que le invade. Vomita y balbucea palabras sin sentido, no mensajes, articula y profundiza en su labor comunicativa, evadiendo que no es cuestión de forma, sino de contenido.


Al ser elegido, Él y su capacidad de escucha quedan anulados. El vivir tan idolatrado hace que su capacidad auditiva vaya reduciéndose poco a poco, no oye, ni escucha. Piensa en él y solo él, aunque quiere hacernos creer que convive como nosotros y por nosotros. Él cree que lucha por la causa, y es cierto, lo hace, pero por su causa.


La persuasión, que antes era su arma, se ha convertido en su propia caricatura. Está cada vez más cerca de ser un cómico que un ensayista o estadista. Él junto a ‘ellos’ se han convertido en maestros del despiste, haciendo que la opinión se derive a otros frentes, distrayendo los frentes preocupantes que de verdad importan, con el objetivo de no ofrecer explicaciones.


Viven más preocupados y obsesionados por cómo crece su contrario a cómo puede crecer él y los suyos, por lo tanto, la mayoría acaban convirtiéndose en miopes. Mientras, nosotros, esos que dependemos indirectamente de ellos y de su visión, aumentamos nuestro cinismo y desconfianza absoluta hacia ellos. Cada vez los observamos más como una figura que ocupa un espacio parcial e intrascendente en nuestras vidas y que ‘roba’ parte del espacio televisivo y del mundo publicitario, en lugar de observarlo como representante de nuestras ideas políticas. Simplemente eso, un ente que debe estar, pero que cada vez va más en detrimento, y que su posible semejanza con nosotros dista mucho de la realidad y de lo que esperamos de ellos. Me asusta pensar que opinión sobre ellos se formularán las generaciones venideras.


Él, junto a los ‘otros’, están por todas partes: Venezuela, Italia, Egipto, Perú, China o incluso España.


Él, para nuestra preocupación, se autodenomina POLÍTICO.


Me gustaría denominarlo estadista, pero me es imposible, o al menos en la mayoría de ellos. Lo cierto es que necesitamos estadistas, y no políticos. Necesitamos hombres de estado, entendiéndolos como políticos que tienen la capacidad comprensiva de los aspectos más significativos de las variables política, económica, social, cultural, ambiental y de la manera como deben dirigirse las relaciones internacionales, en el mundo contemporáneo. Deben ser nuestros embajadores de la creación, no de la destrucción. Deben promover el saber y la evolución, no la comprensión. Deben ver al ciudadano como su 'cliente', su único cliente, y por lo tanto mimarlo y verdaderamente preocuparse por sus necesidades y su futuro.


Nacionalismo, liberalismo, anarquismo, socialismo o progresistas, evolucionistas, colactivistas, totalistas, individualistas, etc.. sea cual sea la forma, Él es prácticamente igual.

Oh, bendita profesión la del político y su poder, ¡no entienden que están viviendo el mejor momento de la historia para serlo!. En un tiempo donde su discurso puede llegar a prácticamente cualquier rincón del mundo, donde con un simple clic pueden llegar a más de 5000 millones de personas –contemplando 1000 millones que no disponen de medios tecnológicos o TV-, obvian con mayor facilidad la palabra. ¿Qué sería de Pericles con este potencial? ¿O de Temístocles? ¿o de Gandhi, Martin Luther King o JFK? ¿o del propio Churchill?


Veo la masa de este país, España, más quieta que inquieta, con la inercia negativa que nunca había observado y a la vez con la inmovilidad intacta, aún con la enorme capacidad de manifestiación que ofrece un estado democrático. Continuamos hablando de Ella y pendiente de que un nuevo gobierno sea la solución, vista al futuro para continuar sufriendo del pasado. Los votamos sin que la mayoría lean el programa de sus propósitos, simplemente por eso, por la inercia. El voto actual es inercia, no conciencia. Ya no es carisma, devoción o creencia política.


Y por el contrario, observo a Egipto, a su pueblo, a su masa, más inquieta que quieta, a pesar del régimen autoritario y sus amenazas, pero en cambio, veo también un triunfo cercano, muy cercano, cuestión de horas. Tal vez Ortega y Gasset vea ahora su obra La Rebelión de las masas acertada y puesta en práctica. Sus reflexiones premonitorias han estado ahí, pendientes de ser sembradas, y nada mejor que el HAMBRE (y no hablo de espíritu hambriento, hablo de hambre en todos los sentidos) para promoverlas, y una nueva generación de jóvenes que no entiende de dictaduras, ni del comportamiento de inercia de las masas. Internet se ha encargado de ello. Es posible, que a corto plazo, Elias Canetti, premio Nobel de Literatura tenga que revisar Masa y Poder.

Una pequeña muestra de esperanza para dictaduras venideras, o dictaduras ‘ocultas’, Zimbabwe, Libia, Guinea Ecuatorial, Somalia, Sudan, Túnez, Marruecos, Yemen, Arabia Saudí, Jordania (empieza a ceder) y un largo etcétera ¿es tal vez el principio del fin? Me gustaría, pero también para redefinir los estados democráticos, qué significa ser político y que mayo del 68 no queda tan lejos si no atendemos al sentido común, y ahí, Sr. Político, espero mucho de usted.

Mientras tanto, y en espera de ‘estos grandes cambios’, ayer noche pude volver a gozar de la excelente interpretación realizada por Forest Whitaker, en la película El último Rey de Escocia (the last King of Scotland).


Pienso en el dictador ugandés que interpreta Forest Whitaker: Idi Amin. Pienso en su poder, su historia y su desenlace. Tuvo cinco mujeres y de 20 a 25 hijos, supuestamente era analfabeto. Apoyado por el ejército, estableció un régimen de terror y una política genocida que llevó a la muerte a más de 300.000 ugandeses. Inició una guerra civil encubierta y se hizo famoso en el mundo por sus excentricidades y su crueldad. En 1979 fue derrocado por una fuerza de invasión procedente de Tanzania apoyada por disidentes ugandeses, casi 25 años después, murió en su refugio de Arabia Saudí, impune a todo delito. El resultado de su mandato fue la creación de una de las peores dictaduras del siglo XX.


También pienso a su vez, en el personaje de ficción que aparece en la película, su médico personal. Nicholas Garrigan (protagonizado por James McAvoy) representa a un joven escocés que desea ver mundo. Después de diversos sucesos y de descubrir realmente quien era Idi Amin, logra huir cogiendo un avión donde iban rehenes que estaban en Uganda. Tras enterarse de la fuga de Nicholas, Amin acude al aeropuerto donde se entera de que el avión ya ha despegado. Me quedo con este despegue, el que acaba de empezar desde hoy en el nuevo Egipto, uno de los países más maravillosos e intrigantes del mundo, y de cómo, tarde o temprano la nueva sociedad no dejará paso a nuevos Mubaraks.

“Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre." Platón (ca. 428 a. C./427 a. C. – 347 a. C.) filósofo griego y de nombre original Aristocles.

1 comentario:

  1. EL PAIS, 14.03.2011

    Los europeos no se fían de sus líderes
    Una encuesta en Reino Unido, Alemania, Francia, Polonia y España revela la profunda desconfianza ciudadana con los políticos y su honestidad

    http://www.elpais.com/articulo/internacional/europeos/fian/lideres/elpepuint/20110314elpepiint_15/Tes

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