lunes, 14 de marzo de 2011

TEMPUS









Soy un férreo lector de La Vanguardia. Admito que dejé mi mono ‘vanguardista’ durante unos años, proveniente de una decepción, o mejor dicho, una chiquillada. Todo vino al ver cómo destinaban en la portada un gran espacio a una fotografía de la reina Sofía tropezándose al bajar del ave, creo que recordar hacia el 1992. Consideré por aquel entonces que cómo era posible ceder protagonismo a un hecho tan irrelevante con la enorme cantidad de noticias mucho más trascendentales de dicho día, y si al menos hubieran jugado con la metáfora de que 'la monarquía se tambalea', pero no fue precisamente el caso. En fin, después, logré reconciliarme con ella y comprender que era una guerra perdida.

Al igual que muchos otros medios de comunicación, entre semana realizo una lectura virtual del diario, mientras que los fines de semana me gusta disfrutar de su versión en papel, a pesar de que muchas veces me acompañe todo el día de arriba para abajo hasta llegar la noche donde puedo disfrutar de ella con cierta tranquilidad, a pesar de que las noticias ya sean caducas.

En su versión digital, al igual que la de otros medios, suelo acceder dos o tres veces al día para ver las novedades o noticias, es algo que llevo haciendo tiempo por defecto, sea en el portátil o en la reducidísima pantalla de mi móvil –perdón, Smartphone-. Es como si pensara que alguna de las noticias que leeré afectará en mi destino. Muchas veces me quedo sorprendido y sobretodo en este último año, de cómo al encontrar alguna noticia de última hora, sin llegar a ser del todo relevante y que debe llevar unos diez minutos expuesta, ya existen unos treinta o cuarenta comentarios, algunas veces llegando hasta los cien. Tenemos de todo tipo, constructivos, ‘asesinos’, pedagógicos, reivindicativos, pasotas o hasta aquellos que comentan de todo menos algo relacionado con la propia noticia.



Ante este continuo asombro me pregunto tres aspectos:



- El primero, de dónde saca la gente tiempo para opinar, por muy breve que sea el comentario.
- El segundo, y aunque pueda parecer contradictorio con mi profesión, para qué lo hacen. ¿Para ver su sello impreso en una pantalla de 17”?


- Y por último, cómo lo pueden hacer tan rápido nada más publicar la noticia. ¿están revisando constantemente todas las noticias del diario para ver en qué pueden opinar?



Con respecto al primero, tengo un gran amigo con un enorme poder para el sentido común, que dice que si he notado el aumento es debido a la cantidad de gente que está en el paro, y consecuentemente disponen de mucho tiempo libre. Admito que puede ser una de las posibilidades.



Con respecto al segundo, y respetando que cada uno puede hacer lo que desee con su tiempo, -muchos se pueden preguntar por qué escribo por ejemplo-, me sucede lo mismo. ¿qué nos lleva a opinar, si es que verdaderamente opinamos? Algo semejante me sucede cuando observo a comentaristas televisivos que proponen una encuesta a través de sus cuentas en Facebook por ejemplo o en la web del medio de comunicación. El pasado miércoles viendo un partido de la Champions League me preguntaba cuanta gente respondía ante la pregunta que lanzó el comentarista solicitando si una jugada en cuestión había o no sido penalti. Posteriormente observas el resultado, y te preguntas qué sentido tiene real. ¿Qué te condiciona observar la respuesta?



Y en referencia al tercero, y más allá de que puedan recibir avisos en su móviles o alertas en sus correos electrónicos, continuo sin encontrarle sentido –a excepción del Twitter que reciben los tweets inmediatamente-.



Lo mismo que sucede con los comentarios de las noticias de La Vanguardia, me sucede precisamente con Twitter. ¿Por qué opinamos en Twitter? ¿Qué nos hace tener el necesario impulso de opinar? A pesar de considerarme tecnócrata, todavía me quedo perplejo y mi asombro va en aumento. Ya no solo por ver que hacen cinco millones de ‘followers’ siguiendo a Justin Bieber -El día que se cortó el pelo perdió 80.000 seguidores-, o que el adolescente disponga de servidores dedicados exclusivamente a él en la sede de Twitter, sino en otros ejemplos como el teóricamente desprestigiado Charlie Sheen. Justo después de que los estudios Warner Bros. anunciaran el despido inmediato del actor como protagonista de la telecomedia Two and a Half Men (Dos Hombres y Medio) por encontrarse "enfermo" y por sus insultos a ejecutivos que demuestran su "depravación moral", el actor decidió iniciarse en el mundo del microblogging abriendo una cuenta en Twitter y consiguió que un millón de usuarios le siguieran en la red en tan solo 25 horas, convirtiéndose en el usuario de Twitter más rápido en conseguir seguidores, superando a otras 'celebrities' como Ashton Kutcher o Lady Gaga. Según el New York times desde este miércoles, Sheen ya cuenta con 2.400.000 seguidores. Me pregunto de si con Twitter ha nacido un nuevo paradigma de liderazgo y de por ejemplo, que hubiera hecho con él un Martin Luther King.



Como dice Delia Rodriguez, “Twitter se ha convertido en una poderosísima red social, protagonista tanto en las revueltas árabes como en el ascenso y caída de personajes famosos. Desde su puesta en marcha, prácticamente todas las grandes noticias han saltado primero en Twitter. Su secreto es volverse imprescindible para sus usuarios. “

Usuarios y medios están aún aprendiendo que Twitter es un polvorín donde se mezclan lo público y lo privado, donde verdad y mentira vuelan a la misma altura. Las reputaciones se construyen o se destrozan con rapidez. El humor, una parte muy importante de la experiencia tuitera, corre muchos riesgos de ser malentendido al transportarse a un titular. Alejandro Sanz , el español más seguido de Twitter con más de 1,7 millones de followers, mantiene una postura sobre las descargas muy impopular, que a menudo le lleva a enzarzarse en discusiones con los usuarios.

Antes de entrar en el verdadero sentido del post que escribo, de si comunicamos o deseamos opinar para sentirnos seres humanos, continuemos hablando un poco de las cifras de Twitter y de cómo su crecimiento podemos considerarlo con la expresión americana de WOW!.



En el año 2007 eran 5.000 tweets diarios. En el año 2008 fueron ya 300.000, en el año 2009 2,5 millones por día, y hoy en día la friolera de 50 millones de tweets y 600 tweets por segundo. En el año 2009 crecieron un 1.400% los tweets. Curiosamente España es el tercer país que más tuitea, con dos millones de usuarios directos, es el país europeo donde más crece Twitter.




En cuanto al uso que se realiza, un estudio realizado por Pear Analytics en el 2009 muestra que el contenido que circula en Twitter es en un 3,6% noticias, un 3,7% Spam, un 5,8% Autopromoción, un 8,7% mensajes repetidos, un 37,5% controversial y un 40,5% palabras sin sentido.



Estos datos contrastan con las conclusiones de otro estudio elaborado por Madrid Network, dirigido por Storm y titulado I Estudio twitter como generador y difusor de innovación.



El informe analiza los datos recogidos sobre una muestra de más de 1.000 usuarios de la red de microblogging. En primer lugar analiza el cambio en el perfil de usuario de twitter desde 2008 donde se concluye que la edad promedio ha pasado de los 28 años en 2008 a los 33 años en 2009. También se ha producido un incremento del número de mujeres que utilizan la aplicación con respecto al 2008 (22% vs 31%) y ha aumentado un 13% el número de usuarios que utilizan Twitter varias veces al día.



Si hablamos del uso que estos hacen de la aplicación, el estudio resalta que se han cuadruplicado los usuarios que hacen un uso estrictamente profesional (5% vs 21% en 2009), mientras que los que lo utilizan sólo por un interés personal ha caído a la mitad (50% vs 21%).



Los usuarios entrevistados dedican un promedio de 69 minutos diarios al uso de Twitter. El tiempo medio dedicado por las mujeres es significativamente superior al de los varones. La intensidad de uso es menor a medida que aumenta la edad.



El estudio también resalta que Twitter es un espacio que favorece la creatividad, donde las ideas y propuestas fluyen. El 46% de los usuarios, utiliza twitter para comunicar ideas o reflexiones, y lo que es más importante, más de 86% de los usuarios retuitea las actualizaciones de sus contactos, lo que favorece la circulación de ideas.



Más allá de manifestar los encuestados que a menudo realizan un uso para comunicar noticias, comunicar cosas que descubren navegando o para compartir links de webs interesantes, también muestran otros uso como Compartir estado de ánimo, sondear la opinión de sus contactos o compartir experiencias de consumo.



EL VACÍO DE LA OPINIÓN



¿Estamos hablando de ego o de la imperiosa necesidad de comunicar y transmitir a nuestra red lo que pensamos u observamos? ¿Qué buscan por ejemplo, los 1,7 millones de seguidores de Alejandro Sanz? ¿Morbo? Con estas reflexiones no vengo a decir ni mucho menos que esté en contra de Twitter, al contrario, lo considero una plataforma sumamente potente en su versión profesional y como un espacio de difusión e intercambio de conocimiento. Extraordinaria para mantenerse al día de lo que sucede en internet y para compartir noticias o links interesantes, además, ojo a aquel que no esté puesto en Twitter, ya que es y será toda una revolución. Ahora bien, si entramos muchas veces en su plano más personal, evalúo la dimensión y reflexión de si a la gente le gusta estar constantemente observada, o si tenemos la necesidad de tener seguidores o si por el contrario, se tiene una gran necesidad por comunicar su actividad.



Estoy en Twitter (@mcroblesza)y sigo exclusivamente a cinco personas, que por una razón u otra considero que aportan valor en sus recomendaciones, conclusiones o afirmaciones. Igualmente también estoy en otras redes sociales, especialmente alguna de uso profesional. En una de estas, pude observar como uno de mis contactos, profesor reconocido, iba realizando tweets de ‘gran importancia’: ‘Me levanto’, ‘ahora entro en el gimnasio’, ‘hoy he tenido un día feliz’, ‘me espera un duro día de trabajo’. ¿Por qué lo hace? ¿Para querer sentirse observado? ¿Piensa que es un elemento trascendental para sus followers conocer cuándo se mete en la ducha? Me pregunto y con todo el respeto del mundo, si se habrá comprado una carcasa anti-mojado para su móvil para así ir describiendo los procesos mientras se ducha: “ahora me pongo el champú” etc.… ¿Confundimos comunicar con vomitar palabras que no llegan a ser ni expresiones?



Vale, de acuerdo, todos necesitamos ser escuchados. Posiblemente Twitter sea un medio para conseguir expresarnos y recibir respuestas rápidas, pero ante el difícil reto de pensar que en la sociedad de la información construiremos riqueza del saber, prefiero quedarme con la función humorística y sarcástica de Twitter, que en estos tiempos de crisis no vienen nada mal.



Todo y así, me reitero en mi reflexión de si parte de la sociedad actual dispone de demasiado tiempo libre, y de si parte de ese vacío, lo tenemos que ocupar con banalidades impulsivas y que no requieren mucho pensamiento o reflexión -140 caracteres por ejemplo-, bien sea a través de Twitter, cualquier periódico online o nuevos medios o soportes que aparecerán en los próximos años y que no somos capaces de imaginar en la actualidad –así a voz de pronto, me imagino unas lentillas que enviarán por radiofrecuencia a nuestra red de contactos aquello en imágines que nuestros ojos observan y que queremos transmitir, como un buen restaurante, un texto de un libro o una tienda cool que hemos descubierto-.

También es posible, que en los próximos años, cambiará lo que entendemos por Curriculum Vitae. Hasta ahora, describíamos cuáles eran nuestras habilidades, en qué habíamos trabajado y qué puestos de trabajo habíamos cubierto –nunca mejor dicho-. Tal vez, en un futuro cercano, además, habrá que agregar -o la propia compañía que nos entreviste ya tendrá a su disposición-, en qué hemos intervenido, en qué foros, cuantas opiniones hemos realizado en Twitter, cuantas preguntas hemos formulado o respondido, o cuantos debates hemos propuesto en Linked-in. Por el contrario, diría que también valorarán qué hemos realizado en Facebook, qué perfil de fotos hemos colgado (bebiendo, riendo, durmiendo, jugando, gritando, etc…) y con quién tratamos, a pesar de sobrepasar las leyes de la privacidad. Este es nuestro futuro cercano, y los primeros filósofos, los griegos presocráticos, que pronto advirtieron que el mundo, o fysis, es una realidad diversa (sustancia) que se halla en continua y perpetua transformación, lo que de alguna forma ya prefigura los modernos conceptos de espacio y tiempo. En ellos es donde nos toca vivir.









“Aunque la verdad de los hechos resplandezca, siempre se batirán los hombres en la trinchera sutil de las interpretaciones.” Gregorio Marañon (1887-1960) Médico y escritor español.

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